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Mercado

La producción de carne de cerdo de Cuba cae más de un 50% en 2021

Las estadísticas reflejan grandes bajadas en todas las carnes, sobre todo las aves, la leche y el arroz

La producción de carne de cerdo de Cuba cae más de un 50% en 2021

La producción de carne de cerdo cayó en Cuba un 53,5% en 2021 respecto al año anterior, con apenas 132,9 toneladas. El desplome no es una sorpresa, pero la publicación este lunes de los datos de producción de alimentos del año anterior ha dejado un reguero de malas noticias para el Gobierno, ya que corroboran que, al menos hasta la fecha, las 63 medidas ideadas para mejorar el sector han fracasado.

La carne bovina cayó también, un 13,5%, la leche fresca un 16% y los huevos un 10,5%. La de ave es otra de las que más sufren, con un descenso del 20,8%, mientras que la de ovino se da otro batacazo, bajando un 32,5%.

El informe fue difundido por el economista cubano Pedro Monreal, que señaló que estos datos son más graves aún que los de los productos agrícolas. En ese subsector se aprecia mayor estancamiento y solo resisten las viandas, los plátanos y las hortalizas, pero caen el maíz (7,2%), el frijol (7,3%), los cítricos (14,5%) y los frutales (10,8%). El peor golpe, no obstante, es para el arroz, principal ingrediente de la cocina cubana que en 2021 apenas dio 225,8 toneladas, un 15,3% menos que el pasado año.

Su colega, el también economista con residencia en España Elías Amor, le ha respondido con un sencillo cálculo. “Con estos datos, el PIB agropecuario en precios constantes habrá caído más de un 15%, confirmando la recesión del sector y el fracaso de las 63 medidas”.

La caída de la producción agropecuaria en 2021 era esperada, a falta de las cifras oficiales. Los datos que se iban conociendo desagregados y en cada provincia no hacían presagiar nada bueno y los productos, ausentes en las tarimas de los mercados, bastaban a la población para saber que el año fue desastroso.

La pandemia, que durante el verano de 2021 fue especialmente dura en la Isla, tampoco ayudó a un sistema quebrado y el alivio de las sanciones de EE UU, tan esperado por las autoridades con la victoria de Biden en las elecciones de noviembre de 2020, no ha llegado.

La principal solución para las autoridades pasaba por las cacareadas 63 medidas, anunciadas en abril de 2021 que incluían rebajas en los costos de la electricidad, el uso del agua, mejoras en los pagos estatales, créditos más atractivos para el sector, la creación de un Banco de Fomento Agrícola y una reforma del sistema de seguros.

También incluía, el famoso paquete, flexibilizaciones para la venta de carne y productos lácteos. Se abrió la posibilidad de que los productores vendieran directamente “incluso a las tiendas en moneda libremente convertible (MLC)” sus quesos, yogures y carnes, siempre y cuando cumplan primero el plan de entrega acordado con el Estado.

Sin embargo, no tardaron en llegar las inconformidades. Los productores que lograban alcanzar las ansiadas cifras lamentaban la falta de pago bien por cuestiones burocráticas o por la falta de liquidez que les impedía obtener el dinero en la divisa, cada vez más preciada ante el hundimiento del peso cubano y la falta de mercado en esta moneda.

En febrero de este año, las autoridades consideraron que las medidas iban bien. “Todas las medidas son importantes e impactan en que haya mayor producción en el país”, dijo el ministro de la Industria Alimentaria, Manuel Sobrino Martínez que admitió que algunas producciones habían tenido un gran decrecimiento en los últimos años, como la leche, y por eso tenían medidas priorizadas que incluían “la producción ganadera y la política de comercialización”. El precio de la leche se incrementó, incluso, meses después, para tratar de estimular al productor, pero tampoco eso ha servido.

Las autoridades consideraron, al evaluar el impacto de las 63 medidas que las bases estaban puestas y lo que había era que esforzarse. Sobrino, incluso, añadió que había que lograr “el control en el cumplimiento de los contratos a partir de la política implementada” y que la otra prioridad, sin dar más detalles, “es el trabajo político- ideológico”. Pero hasta ahora nada de eso ha servido para mejorar los indicadores y muchos cubanos se preguntan de qué servirá la ley de seguridad alimentaria que prepara el Gobierno si desde hace décadas no pueden elegir qué sirven en sus mesas.